La derrota golpeó con dureza al Valencia Basket. El vestuario, abatido, trataba de encontrar explicaciones a un partido que se les escapó entre las manos, como arena fina que no se puede retener

El equipo, llamado a luchar por todo, cayó de manera irremediable y agónica, dejando en la afición una sensación de impotencia y tristeza.
Rubén Burgos: "No hemos estado a la altura"
Con el rostro serio y la voz entrecortada, el técnico Rubén Burgos asumió la responsabilidad con una mezcla de autocrítica y pesar.
“Agradecer la presencia de los aficionados, con toda la ilusión, y pedirles perdón porque no hemos estado a su altura”, comenzó, dejando un breve silencio que lo decía todo.

El entrenador sabía que su equipo no llegaba en su mejor momento, y la Copa, cruel e impredecible, les pasó factura.
“Nos ha pesado la mentalidad. No veníamos en un momento bueno y la Copa es una competición de momentos”, confesó con un gesto de resignación.
Habló de errores puntuales, de la capacidad del rival para castigarlos sin piedad, de la falta de acierto en los tiros. Aunque hubo un instante de esperanza con el parcial de 14-0 en el tercer cuarto, la mochila de la presión volvió a caer con todo su peso.
“Lo hemos intentado, pero no hemos podido”, admitió con una leve sacudida de cabeza, dejando entrever el dolor de la ocasión perdida.
Aún así, trató de levantar la mirada hacia lo que viene.
“Trabajaremos por mejorar lo que esté en nuestra mano. Quedan retos ilusionantes”, concluyó, con una determinación empañada por la tristeza.

Queralt Casas: "La afición merecía más"
La capitana, visiblemente afectada, apenas pudo contener la emoción. Con la voz tomada y los ojos brillantes, compartió el sentimiento del vestuario.
“Habíamos preparado bien el partido, veníamos con ganas. Mentalidad de cortar la mala racha”, dijo, apretando los labios para no dejar escapar un sollozo.
El dolor de la derrota se reflejaba en cada palabra. No era solo una eliminación; era la sensación de haber fallado a los que creían en ellas.
“Nos ha tocado mucho esta derrota. Teníamos equipo y ganas”, repitió, como si intentara convencerse de que el resultado no reflejaba su verdadero nivel.
Por un momento, pareció que se le quebraba la voz al hablar de la afición.
“Dar la enhorabuena a Jairis, pedir disculpas a la afición. Creo que hay mucha gente que ha venido y se merecían más”, concluyó, con la mirada baja, como quien siente que ha decepcionado a quienes más quiere.
Valencia Basket se va de la Copa con el alma herida. Toca lamerse las heridas y levantarse, porque los grandes equipos no solo se miden por sus victorias, sino por su capacidad de resurgir cuando todo parece perdido.