La Parroquia Nuestra Señora de Montserrat de Picanya ha instalado un cinerario en el cementerio parroquial para depositar las cenizas de los difuntos y atender, de esta forma, a las indicaciones del Papa Francisco.
De esta forma, la Parroquia de Picanya ofrece la posibilidad de conservar las cenizas un lugar sagrado para “ayudar a reducir el riesgo de sustraer a los difuntos de la oración y el recuerdo de los familiares y de la comunidad cristiana”.
Los cinerarios, también denominados cementerios de cenizas, son para los católicos un lugar de oración y consuelo donde se dejan las cenizas de familiares y allegados fallecidos cuyos restos fueron cremados.
Alfonso Ibáñez, párroco de Picanya, explicó que con esta acción “buscamos dar respuesta a la necesidad de muchas personas que, después del primer impacto del duelo, tienen el problema de no saber qué destino darle a las cenizas de sus familiares. Algunos guardan la pequeña urna en sus casas, otros la entierran en el jardín o arrojan las cenizas al mar. En casos más conflictivos, suele ser ocasión de dolorosas discusiones”.