Lo vengo advirtiendo desde hace tiempo: cada vez hay más ciudadanos hartos de ver las noticias en los medios de comunicación general.
Casi nada.
Y algunos se extrañan todavía de la caída de difusión de los periódicos y de la disminución de audiencia de los canales generalistas de la televisión. Lo raro es que aún queden seguidores de los mismos a no ser que resulten muy fanáticos de la ideología que destilen.
Porque, esa es otra, los espacios informativos se han venido convirtiendo, pasito a pasito, y medio a medio, en transmisores acríticos de la ideología dominante de lo políticamente correcto y del pensamiento único en materias que van desde la moral individual y el comportamiento sexual, a la política social y el acoso al disidente ideológico.
Justo, todo lo contrario de cuando un servidor, persona ya mayor, se dedicaba al entonces honesto ejercicio del periodismo, en el que un hecho era más importante en sí mismo que la opinión política que el periodista tuviese sobre el hecho ocurrido. Vaya: lo mismito que ahora, dicho sea con toda la ironía del mundo.
Ya ven qué panorama. En él, los manipuladores de la información consiguen siempre su objetivo, en unos casos porque son escuchados por la audiencia y, en otros, porque al prescindir ésta de las noticias no sabe ya qué es lo que pasa y no podrá obrar en consecuencia aunque sea para rebatir sus perniciosos efectos.
O sea, que nos estamos yendo ya inexorablemente por el desagüe de la Historia.
[ Enrique Arias Vega | Escritor, periodista y economista | @EnriqueAriasVeg ]