Bioparc Valencia ha informado del fallecimiento de la leoparda Inés, de 18 años de edad, una especie en peligro de extinción que formaba parte del programa internacional de preservación (EEP) de Sri Lanka (‘Panthera pardus kotiya’).
Inés había alcanzado una edad muy cercana a los máximos registros en animales que permanecen bajo cuidado humano y muy superior a los 10-12 años que supone la esperanza de vida de esta especie en su hábitat.
Según informa Bioparc, hace unas semanas el equipo veterinario notó que el animal mostraba una cojera en las patas traseras, aunque en sus revisiones rutinarias todos sus órganos mostraban un buen estado.
Ha sido tras su fallecimiento, al realizar una necropsia, cuando se observó una lesión en la columna, un problema común por su edad ya geriátrica que motivó la compresión de unos nervios en la parte caudal de su cuerpo y causó su cojera.
Inés se integró en Bioparc València a finales de 2007, pocos meses antes de la apertura del parque al público, procedente de Burgers’ Zoo Arnhem, en Países Bajos.
Desde ese momento, pudo disfrutar de un entorno que recrea la selva y que compartía con la pantera negra Mamba (leopardo melánico) y con el macho Negombo con el que formaba pareja y ha contribuido al éxito del programa internacional de preservación (EEP) del leopardo de Sri Lanka (‘Panthera pardus kotiya’).
Los cachorros nacidos en València ya forman parte de otros grupos que, bajo criterios científicos, tienen como objetivo garantizar la supervivencia de esta especie en peligro de extinción.
Las poblaciones de leopardos están disminuyendo drásticamente, siendo algunos de los factores de amenaza la desaparición de sus presas habituales y la fragmentación y transformación de su hábitat en tierras de cultivo y la caza, informa Bioparc.
Incluidos en la Lista Roja de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza), globalmente han disminuido un 30 % en los últimos 23 años, desapareciendo en 26 países en los que antes tenía presencia.
De hecho, durante los primeros años de la década de los 60 en el este de África se comercializaron 50.000 pieles de leopardo al año para satisfacer la demanda del comercio de su codiciado pelaje.
Desde la comunidad conservacionista se aboga por la educación y movilización de la sociedad hacia la protección del medio ambiente y el fomento de una estrategia global de conservación de la biodiversidad (‘One Plan Approach’) con acciones intervencionistas en su hábitat y la cría controlada en los parques de animales para ofrecer un futuro esperanzador al leopardo.