A partir del domingo 20 de marzo, todo lo que acontezca puede ser objeto de mofa y crítica en los satíricos monumentos del año que viene, ideados, diseñados y creados, como siempre, para ser pasto de las llamas como lo fueron los más de medio millar de monumentos que este año han invadido las calles de todas las localidades de l'Horta.
A partir de las primeras horas de la noche, los monumentos infantiles se sometieron a la necesaria 'cremà' y, al filo de la medianoche, llegó el turno de los monumentos grandes en un acto multitudinario que aúna fuego, ceniza y lágrimas por el adiós a las fiestas grandes de los valencianos y, también, por la vuelta a la rutina aunque el cierre de esa puerta implica necesariamente la apertura de una ventana: la de las Fallas de 2017.