La Coordinadora de Hostelería de los Barrios de Valencia exige al alcalde de Valencia, Joan Ribó, que suspenda el impuesto de ocupación de vía publica por mesas y sillas íntegramente en 2020, tal y como anunció el propio primer edil en los medios de comunicación y que ahora cobrará a los hosteleros en concepto de los meses de enero y febrero”.
El colectivo, que ha remitido un escrito a Alcaldía para reclamar que se les exima de este gravamen y se les devuelva el dinero a quienes ya lo han abonado, asegura que “es un pago improcedente e injusto para las pymes de un sector, que atraviesan uno de los momentos más críticos, con la limitación de horarios y de aforos que restringe su actividad a un 25% y soportan pérdidas de hasta un 75% de media”. Más “incrédulo”, subrayan, es que se les pase el recibo a los locales de ocio, que cuentan con terraza, cuando están cerrados por decreto, asumiendo los mismos costes fijos y con ingresos cero. Esto, subrayan, solo “denota afán recaudatorio”.
Por ello, insisten y exigen una rectificación por parte del Ayuntamiento y “altura de miras para proteger y salvar de la ruina a miles de empresas de la ciudad que claman y exigen un plan de choque y de rescate que llegue por parte de todas las administraciones”. “No nos pueden poner más trabas, porque una gran parte del tejido empresarial de la ciudad está en juego, y con ello miles de trabajadores y familias. De hecho, la capacidad de resistencia de más del 60% de los bares y restaurantes de Valencia, y del 80% de los locales de ocio, no llega más allá del mes de diciembre si no nos congelan parte de los impuestos e inyecta liquidez”.
Una situación desesperada
La hostelería y el sector del ocio están protagonizando en esta pandemia una de las situaciones más trágicas de las últimas décadas, y este mismo jueves, la Federación del Ocio, Turismo y Juego de la CV, FOTUR, alertaba de la desaparición de casi mil empresas y 10.000 empleos en el seno del sector, de no ponerse en marcha un plan de viabilidad que alivie esta situación. Decisiones como el cobro de unas tasas que se había prometido suspender no hace sino endurecerla aún más si cabe.