El Oceanogràfic de València ha logrado un hito sin precedentes en Europa: la integración de las dos belugas rescatadas del acuario Nemo de Járkov (Ucrania) con las dos residentes del acuario valenciano. Plombir y Miranda, que llegaron hace siete meses tras ser evacuadas del conflicto en Ucrania, ya comparten espacio y conviven con Kylu y Yulka, gracias a un cuidadoso proceso de socialización llevado a cabo por el equipo de cuidadores, veterinarios y científicos del centro.
Desde este martes, los visitantes podrán presenciar esta unión única, fruto de un esfuerzo minuciosamente planificado que priorizó el bienestar de los animales y garantizó su adaptación progresiva al nuevo entorno.
Un proceso de adaptación planificado al detalle
A su llegada en junio, Plombir y Miranda fueron alojadas en áreas no visibles al público, donde recibieron cuidados veterinarios especializados, una dieta supervisada y un seguimiento constante de su estado físico y emocional. Durante este tiempo, los equipos de l’Oceanogràfic llevaron a cabo una transición gradual, facilitando el contacto visual y acústico entre los animales a través de compuertas de seguridad.
La primera conexión significativa se dio entre Kylu, la cría valenciana de ocho años, y Miranda, una de las belugas rescatadas. Este vínculo inicial fue clave para avanzar en la integración del resto del grupo. Kylu, conocido por su carácter sociable, actuó como "mediador" en el proceso, logrando unir a los cuatro ejemplares en sesiones supervisadas de interacción.
“Una gran familia”
Daniel García-Párraga, director de Operaciones Zoológicas del Oceanogràfic, ha destacado la importancia del trabajo en equipo para lograr esta integración. "Muchas veces, estos animales proceden de grupos diferentes, y unirlos puede ser un proceso largo. En este caso, Plombir y Miranda llegaron más temerosos y desconfiados debido a su experiencia en Ucrania. Sin embargo, gracias al cariño y esfuerzo de los cuidadores y veterinarios, ahora forman una gran familia", explicó.
Por su parte, Andrea Ortolà, cuidadora de las belugas, subrayó la nobleza de los animales y su colaboración durante la adaptación: "Ya los vemos realizar conductas naturales, explorar y socializar. Su progreso ha sido increíble".
Descubrimientos en la comunicación de las belugas
Además del éxito en su integración, el proceso ha arrojado hallazgos fascinantes sobre la comunicación de las belugas. La investigadora de la Fundación Oceanogràfic, Audra Ames, ha identificado que Plombir y Miranda emiten vocalizaciones distintas a las de Kylu y Yulka, probablemente influenciadas por su convivencia previa con delfines en el acuario de Járkov.
En los últimos meses, Plombir ha comenzado a emitir sonidos más típicos de las belugas, especialmente durante las interacciones con sus cuidadores, aunque aún conserva algunos de sus característicos silbidos. Kylu, por su parte, ha mostrado un esfuerzo por imitar estas vocalizaciones, lo que podría indicar un aprendizaje vocal en curso.
Una experiencia única en Europa
Con esta integración, l’Oceanogràfic ofrece a sus visitantes una escena única: cuatro belugas conviviendo en armonía. Este logro no solo destaca el compromiso del centro con el bienestar animal, sino que también abre nuevas puertas para la investigación y conservación de esta especie.
El equipo del Oceanogràfic sigue trabajando para garantizar que este grupo de belugas continúe desarrollándose y adaptándose a su nuevo entorno, con un enfoque centrado en la protección, el aprendizaje y el enriquecimiento ambiental.
"Tenemos mucha suerte", concluyó Ortolà. "Es una familia muy bien avenida, y somos afortunados de haber logrado que todo fluya".