Es probablemente uno de los actos que no es estrictamente fallero pero que mejor resume el espíritu de esta fiesta: representantes de cada una de las comisiones, tanto adultos como infantiles, se reúnen una tarde para cantar y bailar al ritmo de unos temas más o menos pegadizos.
Es una fiesta que acaba con cena y lo que haga falta, pero, sobre todo, que sirve para recaudar fotos para una causa solidaria. Los playbacks falleros han ayudado a Cáritas, a algún vecino con problemas de salud y, últimamente, a la plataforma que ayuda a los más necesitados, Pásalo.