Durante las obras de rehabilitación de la Casa de las Rocas han salido a la superficie restos de antiguas pinturas en las que predominan los colores rojo, gris y ocre, localizadas en los pilares de la nave central y los muros perimetrales. El hallazgo pone en cuestión la austeridad del edificio y encaja mejor con la diversidad cromática de las carrozas e imágenes de la procesión del Corpus que alberga el inmueble del siglo XV situado en la calle Roters.
Este descubrimiento requerirá de una intervención específica al margen de las obras que se están llevando a cabo. No obstante, en estos momentos el equipo de restauración está realizando diversas catas para comprobar el alcance de la decoración, al mismo tiempo que asegura su protección.
Los datos que se obtengan servirán de base para recuperar los restos de pintura detectada y establecer con precisión su cronología. La rehabilitación de la Sala de las Rocas seguirá su curso, pero se interrumpirá cualquier intervención que pueda dañar las pinturas.
A raíz de este encuentro puede cambiar la percepción que se tiene del edificio, caracterizado por la austeridad, por otra más colorista y acorde con los elementos del Corpus Christi que en él se exponen. La concejala de Gestión de Recursos, Lluïsa Notario, ha manifestado que “estamos haciendo un trabajo de protección y conservación del patrimonio arquitectónico municipal que está muy arraigado a nuestra historia y nuestra cultura con intervenciones muy respetuosas que nos aportan información muy valiosa sobre la historia de nuestra ciudad y de los propios edificios y que es fundamental conocer y visibilizar”.
Historia del edificio
La primera noticia que menciona la construcción de la calle Roters corresponde a un acuerdo de compra de una casa junto a la Puerta dels Serrans, entre las dos murallas, con fecha de 8 de junio de 1435. Posteriormente, en 1446, el edificio fue ampliado con la incorporación de un taller dedicado al curtido de pieles conocido como la “Pelleria de les Roques”. Hay constancia de numerosas reformas sobre el edificio original; por ejemplo, la efectuadas en 1517 como consecuencia de una riada que afectó a las propias Rocas.
En los años 1657 y 1665 se realizaron reparaciones puntuales y, en 1812, se tuvo que rehacer la cubierta entera tras el bombardeo de la ciudad por las tropas francesas. Por su proximidad al antiguo cauce del río Túria, en la riada de 1957 el nivel del agua alcanzó los cuatro metros de altura. La última gran reforma de este singular inmueble tuvo lugar en 1980.