La parroquia de San Juan Apóstol y Evangelista de Massamagrell ha instalado el andamio que se usará para subir hasta la cúpula, a 25 metros de altura, para comenzar la reparación de los daños causados por el desprendimiento de tejas de su cubierta, ocurrido el pasado 8 de octubre, y asegurar la zona.
El párroco ha afirmado que “falta por instalar una segunda parte de andamio, rodeando la cúpula, para que los técnicos puedan realizar una inspección y una primera valoración para ver el alcance real de los daños para elaborar, después, un plan que detalle qué obras deben acometerse”.
En los trabajos de restauración del templo, que es Bien de Relevancia Local, colaboran el Arzobispado y el Ayuntamiento de Massamagrell bajo la supervisión de la dirección general de Patrimonio.
Por el momento ya ha sido presentado un estudio de seguridad y salud para la apertura de centro de trabajo y una memoria de los trabajos elementales que se llevarán a cabo en primer lugar.
Construido en 1767
El templo parroquial de San Juan Apóstol y Evangelista, construido en 1767, es una de las manifestaciones más singulares del estilo rococó y fue impulsado por el sacerdote ilustrado Felipe Beltrán, párroco de Massamagrell en la segunda mitad del siglo XVIII, que después fue obispo de Salamanca e Inquisidor General. Fue consagrado en 1908 por el venerable Luis Amigó (1854-1934), fraile capuchino nacido en Massamagrell y fundador de la congregación de las Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia y de los Terciarios Capuchinos de Nuestra Señora de los Dolores, en 1885 y 1889 respectivamente.