La Fundación Madrina se ha volcado esta Navidad con los niños de los municipios valencianos afectados por la DANA del pasado 29 de octubre. Durante estas fiestas, la entidad estima repartir 7.000 regalos en nombre de los Reyes Magos, llevando alegría y esperanza a familias que lo han perdido todo.
Hasta la fecha, ya se han entregado 2.000 juguetes en localidades como Paiporta, Calles, Algemesí y Catarroja, municipios gravemente dañados por las inundaciones. Según explicó Conrado Giménez, presidente y fundador de la Fundación, este gesto busca transformar el dolor en sonrisas. "Los niños nos reciben con ilusión, y su sonrisa cambia a toda la familia", destacó Giménez durante un reparto realizado en la Parroquia San Ramón Nonato de Paiporta.
Voluntariado solidario y empresas comprometidas
La Fundación Madrina ha movilizado cerca de 100 voluntarios para esta labor solidaria. Entre ellos, personas que se encargan de pintar caras, disfrazarse de elfos y ángeles, inflar globos o repartir roscones de Reyes. "Es impresionante cómo el voluntariado y las empresas han respondido. Han aportado desde juguetes hasta electrodomésticos para familias que han quedado sin nada", señaló Giménez.
La colaboración de empresas y familias ha sido clave para el éxito de esta iniciativa. "Gracias a ellos, hemos podido devolver la ilusión a miles de niños", añadió el fundador, quien calificó esta Navidad como "una explosión de generosidad".
Un mensaje de ilusión en Navidad
Para la Fundación Madrina, cada regalo lleva un mensaje de esperanza. "Es una señal de que Dios no pierde la fe en el hombre, incluso en las situaciones más adversas", afirmó Giménez. Además de juguetes, las familias afectadas han recibido cenas navideñas, roscones y dulces típicos, para que estas fiestas puedan vivirse con la mayor normalidad posible.
En Paiporta, que fue uno de los municipios más afectados por la DANA, se han distribuido 400 roscones y 600 cenas. "Queremos que cada niño sienta que los Reyes Magos han llegado también para ellos", aseguró Salvador Romero, párroco de San Ramón Nonato.
La Iglesia como refugio y centro de apoyoLa parroquia San Ramón Nonato, situada en una de las zonas más golpeadas por las lluvias, ha sido un punto central para la distribución de ayuda. "El agua subió hasta los dos metros, destruyendo hogares y dejando a muchas familias en situación de vulnerabilidad", explicó el párroco Salvador Romero.
Romero destacó el trabajo del voluntariado como "una verdadera bendición". "No solo han venido a ayudar, sino a dar esperanza. Nos han enseñado que, incluso en las peores circunstancias, el ser humano puede brillar con solidaridad", aseguró emocionado.
La resiliencia frente a la adversidad
A pesar de las dificultades, Romero destacó la fortaleza de las comunidades afectadas. "Paiporta fue uno de los municipios más perjudicados, pero también hemos sido testigos de la generosidad y humanidad de muchas personas", afirmó.
El balance, aunque agridulce, es positivo. "Hemos vivido meses muy duros, pero compartir lo que tenemos y lo que somos ha sido una experiencia transformadora", concluyó el párroco, quien animó a las familias a mantener la paciencia y la esperanza mientras continúan los trabajos de recuperación.
Con el esfuerzo conjunto de voluntarios, empresas y la Fundación Madrina, miles de niños han podido recuperar la ilusión en una Navidad marcada por las secuelas de la DANA. "La sonrisa de un niño puede cambiar el mundo", concluyó Giménez, convencido de que estas acciones solidarias siembran el camino hacia un futuro más esperanzador.