En concreto, la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC), que depende de la OMS, informó en el mes de abril pasado que este herbicida “probablemente es cancerígeno para humanos” y lo ha incluído en los productos de riesgo 2A (probablemente cancerígeno).
“En España su uso está muy extendido, a pesar de que hay una normativa bastante estricta al respecto. El problema es que no hay mecanismos de control y evaluación de sus efectos en el medio ambiente y en la saludE, según explica el concejal de Medio Ambiente y Sostenibilidad, Boro Montroy, quien añade: “detrás hay intereses económicos porque la marca que tiene la patente en todo el mundo, Monsanto, tiene un volumen de ventas equiparables al de Coca-Cola”.
En 2012 se aprobó un reglamento en España, a partir de una directiva europea de 2009, que restringe este fito sanitario en zona de acuíferos y recomienda ir reduciendo su uso progresivo. Por ejemplo, no lo permite en campos deportivos, jardines públicos, recintos escolares y cerca de centros médicos. Además, obliga a restringir el acceso a la zona fumigada durante unas horas. No obstante, su uso es muy común y también lo era, hasta ahora, en Xirivella.
La decisión del Ayuntamiento de Xirivella responde a una reivindicación de la agrupación ecologista local La Xiri para evitar usar productos que dañen el medio ambiente y pongan en peligro la salud.
Hay muchos datos falsos. El señor Boro Montroy no tiene ni la menor idea de lo que es el glifosato. La patente ya venció hace rato, y Monsanto no es el que más vende.