El nuevo grupo de cocodrilos del Nilo (Crocodylusniloticus), compuesto por 2 hembras “the ladies” y un macho, Samson, que llegó procedente de Krokodille zoo en Eskilstrup (Dinamarca) están de celebración ya que desde hoy las hembras ya tienen nombre propio: Taren y Dalila.
Desde su llegada a Bioparc podemos ver a este grupo en el remodelado espacio destinado a esta especie en la cueva de Kitum del parque en un proceso de aclimatación que todavía está en marcha según lo previsto. La adaptación a su nuevo recinto está siendo favorecida por el clima valenciano, que implica mayor número de horas de sol y temperaturas más cálidas que en el país nórdico donde vivían. Además, como otros espacios multiespecie de Bioparc, en este caso conviven con peces igualmente originarios de su hábitat africano lo que estimula su investigación. El equipo técnico está trabajando en que tengan el máximo de bienestar y que su alimentación sea correcta, lo cual implica también un proceso, así como experiencia y mucha “paciencia”. Sansón y Dalila fueron los únicos en comer en la primera alimentación que se les sirvió en la zona de arena, así como dentro de la ría de su recinto exterior y posteriormente estuvieron dos semanas sin apetito debido a la climatología y la bajada de temperatura que sufrió la zona de Levante y que les mantuvo más pasivos. Con la llegada de los primeros días de sol fueron los tres los que comieron, primero pescado y luego pollo y sus suplementos vitamínicos.
Ahora el paso siguiente es acostumbrarlos a entrar en su cobijo interior para alimentarse y, para ello, se realiza una técnica de refuerzo positivo que, en este caso, asocia el sonido a la comida. Los cuidadores han puesto en marcha un dispositivo mediante el cual mueven unos sonajeros cuando los cocodrilos se acercan al cobijo para que los animales relacionen este ruido con la comida, entiendan que es el momento de alimentarse y entren en el recinto interior. La existencia de dos zonas responde a una doble necesidad, por un lado, realizar los mantenimientos del recinto exterior desde limpieza de cristales, arena, etc. Y por otra parte, que el cobijo interior garantiza su bienestar al estar acondicionado para permanecer cálido durante los momentos en los que el invierno implica una bajada de temperaturas hasta 0 ó 2 grados sobre todo a finales de enero y febrero.
El agua del recinto permanece caliente, sobre los 25ºC, a una temperatura adecuada a estos reptiles y también cuentan con puntos de calor consistentes en unas mantas térmicas en el suelo y placas que irradian calor por la parte superior, lo cual favorece que los animales estén siempre en perfecto estado.