Una naturaleza saludable, además de albergar y dar cobijo y sustento a las especies salvajes, mantiene diluidos y alejados los virus patógenos que pueden convertirse, como estamos viendo, en una terrible amenaza para el ser humano. En el interior de un ecosistema fuerte estos patógenos no prosperan. Por una parte, se diluyen en las poblaciones de animales sanos acabando en muchos casos en una especie que lo secuestra, que no lo contagia, evitando así su dispersión. Por otra, los predadores naturales eliminan a la mayor parte de los animales enfermos disminuyendo así la propagación y diseminación del patógeno.
Desde la Fundación Bioparc, nos sumamos a esta urgente llamada que manifiesta la necesidad de un cambio de actitud hacia la protección de la salud del planeta; una salud de la que depende íntimamente la nuestra. Si paramos el comercio ilegal y el consumo de animales salvajes, si paramos la degradación de los ecosistemas, si paramos el calentamiento global, estaremos protegiendo la biodiversidad y, con ello, la barrera natural frente a determinados patógenos mortales. Preservar nuestros ecosistemas, nuestra biodiversidad, es protegernos a nosotros mismos y ofrecer un futuro a las generaciones futuras.