Lolo, un perro de 9 años, pasó ayer a formar parte de Felcan. Según la asociación, este perro es sólo un ejemplo más de lo que está pasando en los últimos años: muchos animales están siendo abandonados o ‘eutanasiados’ por sus dueños por no poder hacer frente a su mantenimiento o tener que irse a una vivienda de alquiler donde no tienen cabida.
“Unido al dolor de estas personas, está la impotencia de la mayoría de las asociaciones de protección animal, que cada vez ven más reducidos sus ingresos y tienen que trabajar en situaciones límites. Muchos de los socios se han dado de baja por tener que recortar gastos secundarios y la administración pública ha relegado a la nada a este tipo de asociaciones”, advierten desde Felcan.
Además, señalan, “las subvenciones destinadas a la protección animal, o se han visto recortadas en unas cantidades escandalosas o simplemente han desaparecido. Las subvenciones como asociación han pasado a ámbitos humanitarios y han anulado cualquier tipo de ayuda a los animales”.
Aún así, “protectoras como Felcan siguen luchando y dentro de sus posibilidades intentando ayudar al mayor número de animales y consiguiendo, en algunos casos, adopciones que se creían imposibles”.