El estimado Calypso esconde una doble rareza, por una parte, ser el único saltarrocas que puede verse en toda Europa y, por la otra, su sorprendente longevidad. Sin duda, la entrega de todo el equipo de Bioparc Valencia para aportarle el máximo bienestar ha repercutido en que se vuelva a celebrar su aniversario, en este caso el 26º. La esperanza de vida de esta muy poco conocida especie (Oreotragus oreotragus) está establecida en torno a los 12-15 años, así que este “viejecito” es realmente una excepción.
Bioparc es una plataforma de conservación y, en este sentido, tan importante es actuar directamente en la salvación de las especies en peligro, como en trasladar a la sociedad esta urgente necesidad de proteger la rica biodiversidad de nuestro planeta. En el parque valenciano pueden contemplarse algunas de las especies más emblemáticas y conocidas, como leones, jirafas, elefantes o gorilas, pero también es un lugar para descubrir otras muchas desconocidas para la mayoría. Entre ellas, el saltarrocas, un delicado antílope africano que habita en las formaciones graníticas próximas a la sabana. Incluido en la Lista Roja de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza), en estos momentos como “Preocupación menor”, la pérdida generalizada de hábitat alerta sobre la importancia de mantener monitorizada su evolución.
Calypso nació en Frankfurt (Alemania) en 1996, desde donde fue trasladado a Amsterdam (Holanda). En 2008 llegó a Bioparc Valencia, el año de la apertura. Puede contemplarse en el aviario, donde destaca entre el grupo de damanes roqueros y multitud las aves. Las particularidades y avanzadísima edad del animal originó un protocolo particular tanto en las atenciones que requiere como en un manejo diferente. El objetivo es aportar la mayor calidad de vida con revisiones veterinarias y tratamientos específicos con la pedicura de sus uñas para que continúe desplazándose ágilmente. Otra parte esencial es la limpieza diaria de la glándula que se encuentra bajo el lagrimal por la que secretan un fluido con el que marcan el territorio y que es fundamental atender para evitar su obstrucción.