Una pareja formada por una alaquasera y un requenense han solicitado colaboración, a través de una plataforma de crowdfinng, tras ver como las llamas han quedado el proyecto de vida y el negocio que había abierto hace un año en una aldea de la Galicia despobladada.
La alaquasera Laura Martínez, (de 30 años) y su pareja, el requenense Jeyco Pérez (de 35), viven horas muy difíciles. Se cumplen nueve días desde que su sueño y proyecto de vida, se redujeron a cenizas; perdiendo su casa, su vehículo y el negocio que emprendieron hace menos de un año en un rinconcito de la Galicia despoblada. El inmueble turístico-rural que regentaban, ‘Terriña Salvaxe’, sufrió un devastador incendio que, junto a los daños materiales, segó la casa contigua y se saldó con tres heridos leves, por cortes e inhalación de humo. Fue en la madrugada del pasado 26 de septiembre, el mismo día del cumpleaños de la joven de l’Horta Sud.
Un drama que -de momento- les ha obligado a regresar a la terreta. "Nos hemos quedado sin nada, sólo hemos salvado a nuestros perros, un móvil y las monedas de 2 euros que estábamos ahorrando para ir de vacaciones a Tailandia. Están completamente carbonizadas, no sabemos si servirán", se resignan desde Alaquàs, en el piso que les ha prestado Elisa, la amable suegra de la única hermana de Laura. Aquí están recibiendo el cariño y apoyo de todos los suyos, aquí tratan de recomponerse de este terrible suceso. "Hay días que nos cuesta levantarnos de la cama. No nos lo creemos todavía", lamentan.
El próximo 1 de noviembre, la pareja celebraría el primer aniversario, desde su asentamiento en Lugo, concretamente, en la singular aldea A Cruz de Outeiro, una terriña, perteneciente al municipio de Quiroga cuyo censo es de cuatro personas, gracias al empadronamiento de los dos valencianos en la población lucense, de la que ya han mimetizado incluso su acento y expresiones.
Amor de pareja y al mundo rural
"Teníamos claro que queríamos vivir en Galicia y nos fuimos, a la aventura.Tengo estudios de Veterinaria, estaba teletrabajando para una clínica. Jeyco dejó su trabajo, pero a los cuatro días de llegar al Norte ya ejercía de jefe de cocina en un restaurante de Santiago de Compostela. A pesar de esta suerte, no nos acababa de seducir el proyecto, porque no dejábamos de vivir en otra ciudad y nuestra idea era asentarnos en el mundo rural. Muy pronto se nos presentó una oportunidad de negocio; conocimos que se buscaba a una pareja para regentar una casa rural, en régimen de alquiler. Fuimos a conocerla y nos enamoramos, a primera vista, del encanto del lugar y de los propietarios. Nos lo pusieron muy fácil, la verdad", detalla emocionada Laura. Tras darle su toque personal y modernizar las instalaciones, abrieron el establecimiento donde ofrecían una gastronomía, que ha triunfado entre los lugareños, fusionando la cocina tradicional con toques modernos. Jeyco es un maestro de los fogones, ha estudiado Cocina.
La alaquasera vivió la tragedia desde la distancia, se encontraba en su pueblo natal para celebrar su 30 cumpleaños. Casi a la media noche del 25 de septiembre, tras cenar con su padre Toni y su hermana Tania, recibió la llamada de su pareja. Le extrañó por la hora, pero pensó que sería para felicitarla. Se equivocaba. No había mucha cobertura y, a la tercera llamada desesperada logró entenderlo "¡Se está quemando todo. Llama a Luis, el vecino. No sé qué hacer, no tengo cobertura!", le gritaba. Las llamadas al 112 advirtiendo de lo ocurrido, se hicieron desde Alaquàs. Fue Paqui, la madre del joven y casualmente pareja del papá de Laura, la que avisó telefónicamente a Luis, un vecino cuyo inmueble linda con el negocio de su hijo.
Esa noche había alerta amarilla en la zona, por un temporal, y fue gracias a "Gru" el pequeño de los tres perros, que el requenense notó que pasaba algo. ¡Y tanto que pasaba! Al levantarse del sofá y abrir la puerta del garaje, una ola de humo negro le azotó la cara y sólo supo reaccionar para coger un extintor que tenia cerca y auxiliar a los canes, mientras escuchaba los gritos de auxilio de los vecinos adyacentes, unos obreros que residen alquilados.
"Fue cuestión de segundos, se fue la luz y se incendió todo. Donde había un sueño, ahora hay ceniza. Por lo menos, pudimos salvar la vida de nuestros perretes, la del héroe, Terra y Floko", cuentan aliviados, aunque con la pena de haber perdido su furgoneta, camperizada "me la regaló mi abuelo cuando ya no podía conducir".
Una ola de solidaridad
De la catástrofe personal, los valencianos están sacando una experiencia muy positiva, en forma de solidaridad, la que han recibido -desde el minuto uno- de sus convecinos gallegos. En el poco tiempo transcurrido, han organizado eventos para recaudar dinero y tienen activa una campaña de crowdfunding .
“Con el corazón en la mano, pedimos la ayuda de toda persona, para superar las llamas y poder empezar de cero”. En la sierra, en menos de un año, “hemos tejido una red súper fuerte y no queremos perderla. Somos muy pocos y sobre todo, muy pocos los que luchamos por mantener viva aquella preciosa zona. Queremos seguir invirtiendo nuestra vida en eso".
"Para el futuro, un brandstorming, que haremos realidad"
Pese a haberse quedado con lo puesto, Laura y Jeyco son entusiastas, lejos de tirar la toalla tienen claro que van a volver al lugar donde han sido “súper felices”. No han pasado ni diez días del fuego y ya tienen una lluvia de ideas. De inmediato han pensado en la creación una casa de comidas para llevar en Quiroga, "es un pueblo pequeño, pero puede encajar".
Esta no ha sido la única lección vital de Laura. La vida ya le había enseñado mucho antes que, lo material viene y va y que lo verdaderamente importante es la salud. Perdió a su madre Ángela, siendo una adolescente, se siente fuerte gracias a la luz del ángel que tiene en el cielo, su mamá. Desea seguir haciendo realidad su modus vivendi, en una tierra con evocación medieval.