El pasado sábado tuvo lugar la Gran Carrera de Joyas. Un espectáculo impresionante sobre el incomparable marco de la playa de El Puig, donde un grupo de caballos, especialmente preparados para correr en la arena, miden su valía. Se llaman joies porque, tiempo atrás, a los premiados se las daba eso, unas joyas. Fueron tres carreras, en función del tipo de animal (híbrido, árabe, español), de unos 1.500 metros, con tres premios en cada una.
El domingo 14, por la mañana, para coger fuerzas hubo un almuerzo popular en la explanada del Monasterio. A continuación, la bendición de los animales y entrega de detalles a todos los participantes. Es uno de los actos más multitudinarios pues las colas llegan, incluso, a rodear el Monasterio.