Están los héroes que, a través de la pantalla, un cómic o incluso el móvil, enardece el ánimo y alimenta la ilusión de pequeños y no tan pequeños. A ésos es fácil y hasta lógico admirarlos porque las excelencias del guión los construye sin tacha, sin dejar el más mínimo detalle al descuido.
Ése es el caso de Francisco López, agente de la Unidad de Convivencia y Seguridad (UCOS) de la Policía Local de València, que el pasado miércoles, estando fuera de servicio, salvó la vida de un niño que se había atragantado a a la salida de un colegio.
Ahí es donde Francisco marcó, con su acción, la diferencia entre un trabajo, un oficio sin más y la vocación de servicio y ayuda a los demás. "Había recogido a mis hijos y vi que un niño se había quedado mirando al suelo cuando otra madre advirtió que no podía respirar. Su madre enseguida se dirigió hacia él, estaba amoratado, no sé cuánto tiempo podía haber pasado desde que no respiraba" recuerda Francisco.
“Nos hemos salvado mutuamente” , afirma Francisco. "Es increíble la cantidad de cosas que pasan por tu cabeza en unos segundos, sólo pensaba en que tenía sacarle lo que llevara, tenía que sacárselo sí o sí", comenta Francisco, que le practicó inmediatamente la maniobra de Heimlich.
![Francisco, cuando se incorporó a la Policía Local de València](https://www.hortanoticias.com/wp-content/uploads/2021/01/8991b7fa-7041-4833-b5ec-9941c3ffcbea.jpg)
"En una de las compresiones después de que le hubiese elevado, salió el trozo de comida y por fin me sentí aliviado", recuerda todavía con emoción. Francisco perdió a su padre recientemente, "para mí salvar a este niño, en un año tan difícil por lo de mi padre, ha sido un soplo de aire fresco en mi vida".
No hay que buscar más. Sencillamente, los héroes aparecen cuando más se les necesita.