El nombre de 53 personas de la ciudad de València deportadas a los campos de concentración nazis, donde fueron asesinadas o desaparecieron, está marcado desde hoy en el Cementerio General junto a un monolito en su recuerdo. La obra, de dos metros de altura, está hecha de barro con la intención de que con el paso del tiempo se tenga que reconstruir y volver a honrar así a las víctimas del holocausto. El alcalde, Joan Ribó, ha asistido al descubrimiento de la instalación para “no olvidar a quienes perdieron la vida defendiendo la libertad y el derecho a ser, frente a la muerte y el horror”.
Ribó ha remarcado que un 59 % de ellos no salió nunca de Mathausen, “murieron lejos de su casa, víctimas de la crueldad del nazismo y del colaboracionismo del dictador Franco, que los pudo salvar y no quiso por considerarlos traidores, condenándolos a una terrible muerte y, durante décadas, al olvido de las instituciones públicas”.
El monolito colocado en el Cementerio General está dedicado a todas estas personas, “en especial a aquellos valencianos que perdieron la vida en aquel lugar de horror y muerte”, ha explicado el máximo responsable municipal. En ese sentido, ha declarado que la iniciativa se enmarca dentro de las actuaciones del Ayuntamiento “para dignificar a las víctimas del franquismo y de la guerra”, que se iniciaron en 2015 con la exhumación de los restos de Teófilo Alcorisa, uno de los represaliados del franquismo enterrado en una fosa común.
Durante el acto, Joan Ribó ha estado acompañado del concejal de Cementerios y Servicios Funerarios, Alejandro Ramon, quien ha detallado que se ha optado por un monolito de ladrillos de adobe, elaborados con tierra y paja de arroz de la Albufera, “hecho con técnicas locales y materiales próximos”. De esa manera, “con las lluvias, el viento y los diversos fenómenos meteorológicos se irá deformando progresivamente, del mismo modo que se degrada nuestra memoria y vamos olvidando algunos recuerdos”.