Las fuertes lluvias que han azotado la provincia de Valencia y que han acabado inundado la comarca de l'Horta Sud han provocado infinidad de problemas personales en esta jornada: gente de Torrent que se ha quedado a la entrada por la inundación de puentes y el accidente de un camión, gente de Picanya y Paiporta que no puede cruzar el río por la caída de un puente y la rotura de otro, gente que no tiene coche porque la riada se lo ha llevado y gente le toca dormir en la fábrica, en el despacho, en un pabellón o en la comisaría de Xirivella por no poder salir del trabajar o no poder llegar a casa.
Las incidencias son numerosas. Detrás de cada una de ellas hay un drama personal. Gente que estrenó su coche hace un mes, gente que se había reformado la casa de sus padres para vivir en su pueblo, gente que no sabe como estará el comercio que es el sustento de sus familias. Gente que ha tenido que dormir en el pabellón de Torrent por miedo a una nueva subida del barranco. Gente que ha tenido que dormir en Silla porque el tren ha puesto final a su trayecto hasta Valencia allí. Gente durmiendo en la comisaría de Policía de Xirivella porque no poder llegar a su casa de Aldaia. Cientos de historia que no tienen cabida en una sola noticia.
El agua ha acabado con el sueño de muchos. Al menos con el sueño de los próximos días. La más que necesaria declaración de zona catastrófica intentará parchear la situación. Al menos económica aunque nunca la emocional.
De momento ya hay gente en las calles quitando barro, ordenando calles, contenedores y coches para que mañana por la mañana si el tiempo lo permite la comarca de l'Horta Sud vuelva a ver el sol.