Las quejas de varios vecinos por el ruido ocasionado iniciaron un procedimiento por el que el Consistorio, como medida cautelar, obligó al establecimiento a retirar las mesas del exterior. Sin embargo, los propietarios, quienes consideran que la prueba que se realizó para medir el ruido atribuyó a su bar el alboroto ocasionado por los niños y usuarios del parque de enfrente, han llevado el tema a los tribunales: quieren que sea un juez quien decida porque consideran que el Consistorio ha vulnerado su derecho a la igualdad al no exigir la misma prueba al resto de bares de la localidad.
Durante la marcha, hubo que lamentar un desagradable incidente entre uno de los vecinos denunciantes y algunos de los manifestantes. La trifulca verbal acabó con el hijo de una de las propietarias del bar en urgencias y con una denuncia ante la Guardia Civil por los hechos.