Transportados como por arte de magia al año 1895, en la plaça de la Santa Creu, el presidente de Junta Central Fallera, Pere Fuset, acompañado por un buen número de falleros y falleras del barrio del Carmen, procedieron a la Cremà de la falla que se había plantado la noche anterior.
El sonido del tabal i dolçaina, la indumentaria del siglo XIX, las calles con su evocadora arquitectura y por supuesto el olor a pólvora, conformaron una atmósfera y escenario perfectos para vivir, aunque fuera por unas horas, en 1895. Una experiencia por la que hay que felicitar, sin lugar a dudas, a la concejalía de Cultura Festiva y a los falleros y falleras que ayudaron a crear tal ambiente.