Carlos Cenalmor: “Todo tipo de estrés se acumula y lleva al burnout”

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Carlos Cenalmor es médico, psiquiatra y psicoterapeuta. Como él mismo dice, es de los psiquiatras que “no lo resuelve todo con pastillas”, sino a través de un abordaje integral de la persona. Tras crecer en Madrid y formarse en las mejores universidades y hospitales, sufrió un episodio de estrés y burnout importante que marcó un antes y después en su carrera. Al poco tiempo, decidió cambiar radicalmente su vida y se mudó a un valle de las montañas, en los Pirineos. Desde allí, a través del email gratuito que envía a toda su comunidad, divulga cada día sus reflexiones sobre el burnout, el estrés en el trabajo y el difícil equilibrio entre este y la vida. Además, Carlos Cenalmor ha creado formaciones y programas online con los que ayuda a personas de todo el mundo a disfrutar de una vida más conectada y plena.

Pregunta: ¿Cómo explicarías el burnout a alguien que no está familiarizado con el término?

Carlos Cenalmor: El burnout es la cara visible del estrés crónico que vivimos, especialmente el laboral, aunque, realmente, todo tipo de estrés se acumula y lleva al burnout. A nuestra mente y a nuestro cuerpo, no les importa si estamos sufriendo el estrés en una oficina o en nuestra propia casa sobrecargados por el cuidado de nuestra familia.

Portada del libro.

P.: ¿Y qué siente alguien con burnout?

C.C.: El burnout se manifiesta en tres niveles: físico, mental y espiritual. Los síntomas incluyen un agotamiento extremo a nivel físico que acaba transformándose en enfermedades muy variadas.  A nivel mental, son muy frecuentes la desconcentración, los fallos de memoria, la bajada del estado de ánimo o la sensación de angustia y de ansiedad.  Otro síntoma muy específico del burnout es la desconexión; tanto en el trabajo, como en la vida. Esos objetivos que antes te llenaban y te motivaban, ahora te generan apatía o incluso rechazo, te llevan a la falta de autorrealización personal, a la sensación de que el trabajo no nos llena y nos deja vacíos.

P.: En el libro hablas de una “pandemia silenciosa” del burnout. ¿Por qué crees que es un problema tan poco reconocido?

C.C.: Creo que es un problema de salud tan extendido que, al final, lo hemos integrado como normal. Y cuando algo se normaliza, se vuelve invisible. Hemos normalizado ir con la lengua fuera a todas partes, estar siempre en tensión en nuestro trabajo y que lo que hacemos nunca sea suficiente. Pero la cosa va más allá. No solo lo hemos normalizado, sino que lo hemos idealizado. Cuando hablas con alguien y esa persona te dice que “va a tope”, lo vemos como una señal de éxito. Muchas veces, el burnout es el precio que hay que pagar para estar a la altura de lo que nos pide la empresa en la que trabajamos, o incluso, lo que nuestra propia personalidad autoexigente y perfeccionista nos pide.

P.: ¿Cuáles son las principales causas del burnout en nuestra sociedad actual?

C.C.: El burnout tiene dos tipos de causas, las externas a la persona y las internas. Fuera de la persona, nos encontramos una sociedad que promueve la hiperproductividad y que la ve como un signo de éxito. En esta sociedad, el desarrollo tecnológico y el progreso están en el punto más alto que hemos alcanzado como especie, pero, en lugar de aprovechar esto para vivir vidas más saludables, lo que hacemos es autoexplotarnos y exigirnos más que nunca. Aquí aparece la paradoja de la “sociedad del cansancio” como dice el filósofo Byung Chul Han. También hay que mencionar las causas internas, entre las que destaco los rasgos de personalidad disfuncionales como: el exceso de perfeccionismo, el de autoexigencia, el síndrome del impostor o el rol salvador de la personalidad. También hay que señalar la falta de hábitos de autocuidado, la capacidad de planificación y gestión del tiempo o la escasa conexión con nuestro propio cuerpo y las emociones, lo que nos impide darnos cuenta de cuando nos estamos pasando de estrés y de trabajo.

P.: Hablas de redefinir el concepto de éxito. ¿Cómo lo has hecho tú y por qué es importante?

Carlos Cenalmor. (Foto-Alex Moreno).

C.C.: Desde que era un estudiante de medicina se me vendió un concepto de éxito muy específico. Lo que se esperaba de mí, tanto en la universidad como en casa, es que fuera un médico prestigioso en un gran hospital. Parecía que esa era la única opción de éxito en mi profesión. Sin embargo, a mí esta idea no me atraía nada y, eso me hacía pensar, que quizá yo no estaba hecho para ser médico o que era un vago. Gracias a algunos mentores y a mi propio trabajo personal, finalmente, me di cuenta de que yo tenía mi propia manera de ser médico, mi propio camino, y lo mismo podría decir de mi vida. Ese era el verdadero éxito para mí. Ahora vivo en plena naturaleza en un valle en los Pirineos (muy lejos de cualquier gran hospital de una gran ciudad), ayudo a miles de personas cada día haciendo lo que me gusta y tengo una libertad que un médico funcionario jamás podría soñar. Esto para mí sí que es un éxito. Pero tuve que descubrir cuál era mi verdadera definición de éxito y luchar por ella.

P.: Si los lectores solo pudieran quedarse con una idea de tu libro, ¿cuál te gustaría que fuera?

C.C.: Que solo tienen una vida y que el burnout y el estrés se la está robando. Porque te roba la salud y también la capacidad de conectar y de disfrutar de cada momento. Cada día de vida que gastas estresado, rumiando problemas del trabajo y de la vida, es un día que pierdes sin haberlo vivido al 100%. Una persona me contó una vez que no había podido disfrutar de la boda de su propia hija por tener la mente pensando en el trabajo. Se arrepentía profundamente y ese momento no volverá nunca. Así que mi consejo es que no dejen escapar el regalo de la vida.

(Agradecemos a Pau Tubert y Bibiana Ripol por las facilidades ofrecidas para esta entrevista)

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