En Bioparc Valencia, en la zona que recrea las selvas de África ecuatorial, están de enhorabuena. Hace apenas unos días nacía una cría de mangabey de coronilla blanca (Cercocebus lunulatus), un hecho de gran relevancia debido al grave peligro de extinción al que se enfrenta esta especie. El parque valenciano alberga un grupo reproductor formado el macho Vito, tres hembras adultas, Juanita, Torcuata y Hope y las dos crías de ésta, Nasha, hembra de dos años y la recién nacida, de la que todavía se desconoce el sexo. Este nacimiento forma parte del programa internacional de conservación exsitu (EEP) en el que Bioparc participa y parece que el evocador nombre de la madre, Hope, representa esa “esperanza” para su especie. La cría se encuentra en buen estado de salud y ya puede verse con su familia en el recinto multiespecie que comparten con el grupo de gorilas “solteros”.
Este primate de tamaño mediano y de pelaje de un color marrón a gris con las partes interiores de sus miembros blancas, presenta un acentuado dimorfismo sexual en el que los machos pueden pesar casi el doble que las hembras. De comportamiento gregario y locomoción cuadrúpeda, son diurnos y muy terrestres. Destacan sus potentes mandíbulas y grandes caninos, que les permiten abrir frutos que otros primates no pueden aprovechar. Uno de los aspectos más curiosos de estos animales es que utilizan el movimiento de sus característicos párpados de color blanco, que parecen pintados, para comunicarse y, además, emiten potentes vocalizaciones para mantenerse en contacto e informar de posibles peligros e intrusos.