Cuando el 20 de noviembre de 2011, el presidente Mariano Rajoy ganaba las elecciones generales, dando por finalizado el mandato de José Luís Rodríguez Zapatero, que desde 2004 había intentado socavar los pilares legales y económicos que sustentaban España, sobre todo en su última etapa desde 2008, creíamos que no podría venir ningún presidente que superara el desastre que Zapatero había producido en el país desde La Moncloa. Pues, muy a nuestro pesar y el de todos los españoles, nos equivocábamos. Desde junio de 2018, Pedro Sánchez está haciendo bueno a Rodríguez Zapatero, vendiendo a España a diario por mantener su parcela de poder. Cueste lo que cueste.
Pero, mientras la economía y la sociedad se ahogan en la crisis actual, sin respuesta ni acción por parte del gobierno, Sánchez está jugando a la geopolítica junto a Marruecos. Todo ello sin contar con el resto de fuerzas políticas y el Parlamento, rompiendo un consenso en política exterior que ha permanecido durante décadas.
Y, además, irritando y provocando a potencias, como es Argelia y el gas, que suponen una alternativa frente al cierre del suministro habitual de recursos naturales por la invasión de Rusia sobre Ucrania.
Ante esta situación, los sectores más castigados y afectados por el alza del precio de los combustibles y los suministros, se han visto abocados a convocar protestas y paros, dada su situación cuasi irremediable.
¿Y cuál es la respuesta del gobierno? ¿Bajar impuestos? ¿Eliminar gastos superfluos en la mastodóntica administración paralela creada por ellos? No. Todo lo contrario. Acusar a los manifestantes y personas afectadas por su incompetencia al frente del país de radicales y ultraderecha, echar la culpa de todo a Putin y regar de nuevo con fondos públicos a sus amigos de gobierno.
[ Amparo Folgado | Portavoz Grupo Popular Ajuntament de Torrent | @amparofolgado ]